Pienso a la Terapia o psicoterapia como un lugar de reflexión. En este lugar hablamos y decimos algunas cosas que no se dicen en lo cotidiano. Para que se generen estas palabras es una condición que se den algunas algunas características importantes: un tiempo distinto al cotidiano y un valor intrínseco de esas palabras. Con esto quiero decir que no se dice cualquier cosa, si no cosas que tienen un valor para la persona que viene a hablar sobre lo qué le pasa.
Quizás parezca muy contracultural y disparatado en esta época, pero básicamente se trata de dos personas que se encuentran en lugar a conversar. Si digo contracultural, me refiero a qué las personas comenzamos a perder ese hermoso hábito de conversar y decir.
Probablemente esto suceda por la vorágine en la cual vivimos y cómo en cierta medida, la sociedad de consumo intenta moldearnos de una forma ideal. A diferencia de lo cotidiano, en la terapia nos encontramos y hablamos sobre cosas que no se dicen cotidianamente. Ya sea por el tiempo o bien por el valor de la palabra dicha.
Es por esto, que en la rutina diaria, nos olvidamos de las cosas que queremos y quedamos atrapados en los circuitos que nos propone la sociedad de consumo: ideales, disfrutes inmediatos y obturación del pensamiento.
Si nos encontramos con esas palabras valiosas, nos encontraremos con nosotros mismos. De esta manera, es posible que vayamos por el camino del reencuentro con la vida que queremos vivir.